octubre 8, 2016

Decanato Citlaltépetl

PBRO. VÍCTOR DANIEL HERNÁNDEZ ALCÁZAR (DECANO)

Asentado en las faldas del Pico de Orizaba, este decanato con ocho parroquias cuyos ambientes son campesino, rural e indígena y en algunos casos ya semiurbanos cuenta con 130 mil habitantes.El Citlaltépetl es el decanato que alberga el Seminario Diocesano “La Sagrada Familia” en el municipio de Mariano Escobedo.Esta fracción de la Diócesis de Orizaba ha dado buena presencia de seminaristas y el recién ordenado sacerdote Miqueas Romero González.

Aunque el sustrato indígena está presente en todo su territorio, particularmente la comunidad de Ixhuatlancillo tiene esta riqueza cultural.

La realidad campesina que impera en la zona es de fuertes desafíos como alto costo de los insumos, pobreza y marginación frente al contraste de su trabajo. La generosidad de los fieles se expresa mediante sus celebraciones y solidaridad comunitaria.

La migración es uno de los más fuertes desafíos de este decanato, así como el impacto de costumbres y valores que se importan, ya sea por medio de los jefes de familia y los jóvenes que, tras una situación de pobreza, buscan otras acciones y actividades para subsistir.

De los activos más ricos que se alcanzan destaca la conservación de la religiosidad popular en estas comunidades, el respeto a los sacerdotes y a las familias que se ven contrastadas o desintegradas por fenómenos constantes de la migración.

San José Obrero en Mariano Escobedo es la parroquia que se encuentra junto al Seminario Diocesano “La Sagrada Familia”; las parroquias Santa Ana en el municipio de Atzacan, Santa María de Guadalupe en La Perla; Santa Maria de Guadalupe Xometla; El Sagrado Corazón de Jesús en Loma Grande; San Juan Bautista en Acultzingo; Nuestra Señora de la Asunción en Ixhuatlancillo y Santiago Apóstol en Maltrata; tienen solamente un párroco.

El decanato lleva su propio ritmo según el ambiente y necesidades espirituales, y se acompaña del Plan Diocesano de Pastoral. Sus sacerdotes van en el tren de la misión y cercanía imprimiendo esfuerzos para la evangelización de los pueblos con características e idiosincrasias propias.

Las comunidades responden al llamado de Dios, están deseosas y tienen sed de ser conducidas. Siguen demandando acompañamiento y formación, no obstante estos anhelos muchas Veces se ven limitados por la escasez de sacerdotes.